martes, 25 de agosto de 2015

PROYECTO ESPECIALIDAD

Universidad Abierta y a Distancia de México Especialidad en Enseñanza de la Historia de México Teoría y Métodos de la Historia Problema de Investigación Álvaro Obregón. Caudillo militar y político de la revolución mexicana (1912 – 1928) Fabián Baca Pérez Folio POS1502099 25 de agosto de 2015 Álvaro Obregón. Caudillo militar y político de la revolución mexicana (1912 – 1928) Allí donde el monarca y el mendigo uno de otro es amigo; donde se acaban vanidad y encono; allí donde se junta al opulento el araposo hambriento para dar a la tierra el mismo abono; allí todo es igual; ya en el calvario es igual el osario; y aunque distintos sus linajes sean, de hombres, mujeres, viejos y criaturas, en las noches obscuras los fuegos fatuos juntos se pasean. Álvaro Obregón. Fuegos fatuos. Introducción Las ciencias sociales han venido mostrando un amplio abanico de interpretaciones, mismas que en estos tiempos convulsos resulta complicado amoldarlas a las necesidades de la población. Es evidente la falta de comunicación entre las posturas teóricas con la realidad. Se piensa que es diferente la visión académica y la práctica, y la realidad es culpable de ofrecernos esta postura, olvidando la vinculación entre estas dos posturas que resultan indispensables para la solución de los múltiples problemas que aquejan a la humanidad. Una de estas disciplinas humanísticas que no escapa a este proceso de tensiones o convulsiones encontramos a la historia. Se ha dicho que la definición de esta ciencia está vinculada con la revisión del pasado para comprender el presente y, a través de este ejercicio, lograr acceder a los mecanismos adecuados para forjar un devenir positivo, que nos permita alcanzar los aspectos con los que se pueda vivir de manera digna: salud y bienestar social, alimentación y vestido, trabajo, seguridad ciudadana, vivienda, pero sobre todo, educación. Sin educación no habría una comunicación correcta entre la teoría y la aplicabilidad. Lo que se aprende en la escuela nos da los elementos para ponerlos en marcha en cualquier ámbito en el que se desenvuelva el individuo, independientemente de la asignatura que se esté enseñando en el nivel básico, medio superior y superior. La educación nos abre las puertas para acceder al conocimiento científico y humanístico. Estas dos palabras van acompañadas siempre por la reflexión de nuestras acciones en el ámbito de la teoría y la práctica, tanto profesional como personal. Entre las asignaturas que se enseña a los estudiantes, especialmente en los niveles básico y medio superior se encuentra la historia, tanto universal como de México. La historia de nuestro país es compleja y las interpretaciones hechas a los acontecimientos que han tenido lugar desde las civilizaciones prehispánicas hasta los primeros años del siglo XXI han ido acompañadas por intereses de todo tipo: económicos, académicos, políticos y, sobre todo educativos. Se enseña solamente aquello que es de interés y se desecha o estigmatiza una situación o personajes que por falta de conocimiento y difusión creemos que causaron daños en cualquier ámbito de nuestro país: económico, político, religioso, cultural, educativo. Se ha dicho hasta el cansancio que la historia es escrita y descrita por los vencedores, pero no nos hemos atrevido a cambiar la visión de esta afirmación. La historia la escriben, describen y difunden los conocedores, los cuales aportan elementos que la escuela no puede aportar, ya sea por falta de tiempo, o porque los programas y planes de estudio no consideran pertinente tratar personajes o situaciones que han sido problemáticas. Iturbide, Santa Anna y el porfiriato son algunos ejemplos de cómo se ha manipulado la enseñanza, al ver a estos personajes y periodos de la historia solamente desde el punto de vista negativo, olvidando las circunstancias y el entorno político y sociocultural que forjaron a estos sujetos y etapas de nuestro pasado. Es obligación del historiador, y de todos aquellos profesionistas que se dedican a la enseñanza de la misma analizar todos los aspectos que conforman nuestro pasado, y que se ve reflejado en los sujetos y en la relación causa – efecto. Indispensable mezclar estos factores con la espacialidad, la temporalidad y las fuentes de información que están a nuestro alcance: Libros, enciclopedias, revistas, periódicos, internet, documentales, películas, audios. La búsqueda de información en fuentes tan diversas nos permite acercarnos a una visión más clara sobre lo que se quiere investigar. Partiendo de estas reflexiones, considero importante centrarme en un sujeto de nuestra historia que fue fundamental en la construcción de nuestra historia militar y política en el periodo conocido como revolución mexicana: Álvaro Obregón Salido, uno de los caudillos principales en el ambiente militar y político de nuestra historia nacional, de 1912 a 1928, cuando José de León Toral le quitó la vida en el restaurante la Bombilla, meses antes de ocupar por segunda vez la presidencia de la República. Problematización Analizar a un personaje de nuestra historia no es tarea sencilla, más cuando se intenta difundir en las aulas escolares. Es necesario saber qué se quiere dar a conocer del sujeto histórico: antecedentes, características, personalidad, visión político – social, aportaciones históricas, educación, cultura. Un personaje como Álvaro Obregón puede ser visto desde el punto de vista militar, pero también destaca su participación político – ideológica en el diseño de la Carta Magna de 1917 y sus características durante los cuatro años que gobernó nuestro país (1920 – 1924). La aparición de Álvaro Obregón en la lucha revolucionaria comienza en el año de 1912, cuando Pascual Orozco se rebela contra el gobierno de Francisco I. Madero. A partir de ese momento y, hasta 1928, se va moldeando la figura del general sonorense, a tal punto de llegar, en un lapso de ocho años a la presidencia de la República. Las repercusiones que trajo consigo su gobierno, se vieron reflejadas en los años posteriores, donde el grupo sonorense controlaría la vida política de México a través de Plutarco Elías Calles y el Maximato. La rebelión de Pascual Orozco le dio la ocasión esperada. Sacando por delante sus dotes de líder y organizador, pronto formó un desastrado batallón de irregulares, núcleo de un ejército creciente fraguado al calor de los éxitos militares del antiguo agricultor, inventor y ayudante de tornero. Una vez encaminado en esta dirección, fue el cuartelazo del general Victoriano Huerta el que le dio una nueva oportunidad. El gobernador de Sonora José María Maytorena encontró en Obregón al jefe que debía poner al frente de las tropas rebeldes del estado. Pero no se dio cuenta a tiempo de que labraba su desgracia, porque su elegido no tardó en intrigar en su contra. (Castro 2010, 10) Con la proclamación del plan de la Empacadora en 1912, donde Pascual Orozco se rebela contra el gobierno de Francisco I. Madero por considerarlo títere de los intereses del gobierno norteamericano, también destaca la figura obregonista. Los motivos que tiene para aventurarse en la lucha revolucionaria, que se expendería hasta 1920 los explica el propio Obregón en sus ocho mil kilómetros en campaña (2008, 155) Las elecciones municipales se preparaban en Sonora, dos meses después del triunfo de la Revolución. El partido reaccionario y el antirreeleccionista empezaban sus trabajos políticos para formar el ayuntamiento de Huatabampo. El partido liberal me postuló para presidente del ayuntamiento; y los reaccionarios, encabezados por José Tiburcio Otero, vástago de la tiranía e individuo que impunemente había quedado en la población, postulaban para presidente municipal al reaccionario Pedro H. Zurbarán. Triunfó el partido antirreeleccionista. Desde ese momento era yo una autoridad legítima, porque había sido elegido por la voluntad del pueblo; pero eso no me reconciliaba con mi conciencia, la que constantemente me decía: “No cumpliste como ciudadano en el movimiento libertario”. Al darse los primeros triunfos militares de Orozco contra el gobierno constitucionalmente electo de Madero, el gobernador de Sonora José María Maytorena ofrece al gobierno federal un contingente de hombres armados para formar la columna sonorense, cuyo destino sería Chihuahua para combatir a Pascual Orozco. Es el momento en que Obregón dijo: “He aquí la oportunidad que podrá vindicarte” (Obregón 2008, 157). Así comienza el derrotero que catapulta a Obregón a ser el único general invicto de la revolución y, por supuesto, a la presidencia de la República. La interrogante fundamental que estará guiando la presente investigación tiene la particularidad de mezclar la descripción con la interpretación. Trabajos descriptivos encontramos muchos. Ir más allá de la descripción requiere un doble esfuerzo: investigar y reflexionar sobre nuestro tema de estudio. Al revisar las fuentes y, siendo consciente de la necesidad de explicar en clase a un personaje como Obregón, planteo la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las características principales, desde el punto de vista militar y político de Álvaro Obregón en la lucha revolucionaria; y el impacto de las mismas en la vida económica, política y social de nuestro país? Espacialidad y temporalidad Pretendo centrar la atención en los dieciséis años de participación de Álvaro Obregón en la vida militar y política de nuestra nación (1912 – 1928). La espacialidad se va a centrar en nuestro país, especialmente en aquellos estados donde se presentaron características importantes en la escena militar y política de nuestro personaje: Guanajuato y Sonora. Actores o participantes Para entender la figura de Álvaro Obregón como estratega militar y político no basta con la investigación enfocada solamente a su persona. Todo sujeto histórico depende de otros acontecimientos y, sobre todo, el papel de otros personajes que, de manera directa o indirecta incidieron en su destino: Plutarco Elías Calles, Venustiano Carranza, Francisco Villa, José María Maytorena, Ignacio L. Pesqueira, Salvador Alvarado, Adolfo de la Huerta, José Vasconcelos, entre otros personajes configuran el entorno complejo, violento y convulso que caracterizó a nuestra nación en aquellos años de la revolución. Enfoque y modalidad de análisis Toda investigación debe estar sustentada en una metodología que le permita seguir los pasos o derroteros adecuados para la conclusión satisfactoria de la indagación en cualquier campo del conocimiento. Realizar un estudio sobre la historia de México me obliga a informarme sobre los enfoques o teorías de la historia que me apoyarán en la realización de este proyecto. La corriente de Annales me permitirá realizar un ejercicio minucioso en la adquisición de información y, sobre todo, en la interpretación de los elementos a describir del obregonismo. Dentro de esta teoría histórica encontramos características como el método comparativo y las mentalidades. El primero hace mención a ese análisis riguroso de las características que se encuentran en dos o más acontecimientos o personajes para, realizar un ejercicio de reflexión y comparación. El método comparativo entre otras ventajas presenta su capacidad para sugerir investigaciones, también su capacidad para explicar las supervivencias y para realizar la interpolación entre las curvas de evolución, igualmente nos capacita para investigar influencias y establecer filiaciones, y nos permite encontrar similitudes y diferencias “evolutivas para buscar las causas de las mismas”. (Meza 2004, 42) Las mentalidades le da voz no solamente a las versiones oficiales o vencedoras en la historia, todos los personajes que intervinieron en la vida de nuestro acontecimiento o del sujeto del que hablaremos en nuestra investigación son de importancia fundamental: la familia, amigos, campesinos, obreros, artesanos. En contra de esta predilección de la tradicional historia de las ideas por las concepciones de un solo individuo o de un pequeño grupo de individuos, la historia de las mentalidades va a reivindicar, en cambio, el estudio de las dimensiones más colectivas de estos mismos problemas, abordando más bien las creencias populares de determinada sociedad, o las cosmovisiones universales de cierto siglo, o los puntos de vista socialmente difundidos en torno a tal o cual problema científico, o la sensibilidad cultural o artística de las masas en una época específica. (Aguirre 1999, 88) La modalidad de análisis, como se puede ver en la pregunta de investigación se va a enfocar en la descripción – interpretación. Se darán a conocer características importantes en el ámbito militar y político de Álvaro Obregón. Una vez realizado este aspecto, me dedicaré a la interpretación de nuestro personaje, a través del impacto o repercusiones que trajeron consigo sus logros militares y políticos en la vida política y social de nuestra nación. El uso de la metodología cualitativa resulta fundamental para adentrarnos en los marcos de referencia del personaje que se desea trabajar. Ya lo expresó Taylor y Bogdan (1994, 20) Los investigadores cualitativos tratan de comprender a las personas dentro del marco de referencia de ellas mismas. Para la perspectiva fenomenológica y por lo tanto para la investigación cualitativa es esencial experimentar la realidad tal como otros la experimentan. Los investigadores cualitativos se identifican con las personas que estudian para poder comprender cómo ven las cosas. He aquí los elementos básicos para desglosar la vida militar y política del general Álvaro Obregón. No basta la recolección de datos como fechas, horas, estadísticas, si no hay interpretación y comprensión del tiempo y espacio que también se describirá. Las mentalidades y el método comparativo deben tomar en cuenta esta postura, para asegurar una investigación completa, sobre todo en una disciplina social y humanística como es la historia en general, y la historia de México en particular. Fuentes Aguirre Rojas, Carlos Antonio. (1999). Itinerarios de la historiografía del siglo XX. De los diferentes marxismos a los varios annales. La Habana, Cuba. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. Castro, Pedro. (2010). Álvaro Obregón. Fuego y cenizas de la Revolución Mexicana. México. Era ediciones – Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Dessau, Adalbert. (1996). La novela de la Revolución Mexicana. México. Fondo de Cultura Económica. Krauze, Enrique. (1999). Biografía del poder. Caudillos de la Revolución mexicana (1910 – 1940). México. Tusquets Editores. Meza, Javier. (2004). “De historiadores y métodos” en. Estudios. Historia, filosofía, letras. Número 69. México. Instituto Tecnológico Autónomo de México. Departamento Académico de Estudios Generales. Obregón, Álvaro. (2008). Ocho mil kilómetros en campaña. (Dos volúmenes). México. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Salazar Sotelo, Julia. (2006). Narrar y aprender historia. México. Universidad Nacional Autónoma de México – Universidad Pedagógica Nacional. Schettino, Macario. (2008). Cien años de confusión. México en el siglo XX. México. Taurus. Salmerón Sanginés, Pedro. (2009). “Obregón. Entre la vida y la muerte” en. Relatos e historias en México. Año I. Número 7. México. Editorial Raíces. Taylor, S.J y Bogdan. R. (1994). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de significados. España. Paidós. Valenzuela, Georgette José (colaboración). (1985). Álvaro Obregón. Serie de cuadernos conmemorativos. Número 10. México. Comisión Nacional para las Celebraciones del 175 Aniversario de la Independencia Nacional y 75 Aniversario de la Revolución Mexicana. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.

martes, 11 de agosto de 2015

¿Cómo define Romano proceso histórico? Desde mi punto de vista, Ruggiero Romano entiende por proceso histórico un conjunto de elementos que permite la mejor interpretación y comprensión de los hechos históricos en un tiempo y espacio determinado, tomando en consideración todos los referentes o características culturales que distinguen a la sociedad o población que se esta estudiando. Para realizar este procedimiento, el historiador debe recurrir a múltiples datos para ordenarlos adecuadamente, y así, comenzar a redactar su escrito. No basta con recabar una sola fuente, es indispensable contrastar lo que se ha investigado o leído con otro tipo de información, con la finalidad de hallar otros puntos de vista: económicos, políticos, culturales, religiosos, educativos. El trabajo desempeñado por el historiador va mas allá de la simple especulación. Para demostrar o refutar lo que se dice tiene que seguir con una serie de pasos metodológicos que ayudan a realizar de manera adecuada la investigación. Proceso histórico puede ser entendido como evolución o expansión detallada de todo lo que rodea al acontecimiento que se quiere investigar. El proceso histórico no puede ser aislado. los seres humanos son los responsables directos de sus acciones, y estas determinan el acontecer cotidiano de la sociedad. Si no hay una comprensión adecuada entre pasado - presente y futuro, sera imposible definir lo que es un proceso histórico, sea la sociedad que sea.

domingo, 9 de agosto de 2015

Conceptos para el análisis histórico

Tomando en cuenta lo publicado en la actividad anterior, donde doy a conocer el punto de vista de Marc Bloch los conceptos de fuentes históricas y critica de esas fuentes, doy mi punto de vista sobre estos dos conceptos:
FUENTES HISTÓRICAS
El historiador debe ser consciente de que su trabajo es subjetivo; no existe la verdad absoluta. Las fuentes de información en la historia son todos aquellos elementos que nos permiten tener una versión o acercamiento a los sucesos que no pudimos ver de manera personal: orales, escritos, artefactos, diálogos, fotos, películas. Gracias a estas fuentes se obtiene información del pasado de otras culturas o civilizaciones.
CRITICA DE LAS FUENTES
Las fuentes históricas son subjetivas porque son elaboradas por los humanos. Si hay algo que caracteriza al genero humano es que no esta acabado. Somos producto de los designios del tiempo y el espacio, los cuales determinan las circunstancias de la humanidad. Esto es lo que nos obliga a hablar, escribir, pensar y elaborar todo aquello que nos interesa, y a la vez, comunica algo a nuestros semejantes. Por esta razón, considero que la critica de las fuentes debe verse siempre como una actividad libre de objetividad. Los intereses personales nos obligan a decir, hacer, elaborar y escribir cosas que pueden ser ciertas o falsas. Es imposible determinar la verdad en la historia, solo tenemos datos, pero esos datos deben ser contrastados con otros, no hay que quedarnos con una fuente.